Al mismo tiempo que Abadón estaba informando a ciertos miembros de su familia sobre las buenas noticias, las esposas estaban de vuelta en casa haciendo lo mismo.
Érica se destacó con orgullo frente a las esposas al mostrar la nueva roca en su mano a su nueva familia.
—Mira: ¡Wow…! —exclamó.
—Sabine: Realmente lo desgastó, ¿eh? —comentó una de ellas.
—Jasmine: Incluso cuando lo escuché de mi hermana, no quería creerlo… —mencionó otra.
—Straga: ¡Roca! —exclamó el bebé.
Una vena comenzó a hincharse en la cabeza de Érica, que se volvió un rojo insalubre.
¿Qué había con todas estas reacciones tan aburridas? ¡¿No podría alguien al menos fingir estar emocionado por ella?! No era como si ella se casara todos los días, ¿saben?