—Yo... iba a usar la implicación de estos tres contigo en su contra, de modo que en el momento en que tuvieran algo que necesitara, habría podido coaccionarlos para obtenerlo.
—¡Bastardo! —exclamó Perséfone.
—¡Masticaré tus huesos, araña! —amenazó Camazotz.
—Continúa.
—Yo... —Anansi trató de cerrar la mandíbula con pura fuerza de voluntad, sabiendo perfectamente que las próximas palabras que pronunciara significarían su muerte. Sin embargo, la compulsión de Abadón a través de alas malditas no es algo que se pueda combatir con simple 'fuerza de voluntad'. Cuanto más luchaba contra él, más fácilmente la verdad se derramaba en contra de su voluntad.
—Yo... iba a quedarme y espiar por un tiempo... aprender qué historias tienes para contar y estudiar a ti y a tu familia hasta que supiera todo lo que hay que saber- ¡Kugh! —Anansi fue interrumpido por una repentina sensación de asfixia.