Fiel a su palabra, Yamaya no se levantó del estómago de su hermana hasta que pasaron los cuatro minutos completos.
Solo entonces la liberó de su castigo y en cambio se sentó con las piernas cruzadas en el suelo frente a ella.
Una vez que recuperó el aliento, Yamaja comenzó a regañadientes a contarle a su hermana todo sobre su vida, o más bien las circunstancias detrás de su nacimiento.
Compartió todo con ella, desde el hecho de que era un homúnculo creado por el mismo diablo para reemplazarla, y hasta cómo no logró obtener la aprobación de su padre original porque no era tan poderosa como la bestia primordial después de la cual fue creada.
Le contó cómo pasó instantáneamente de recibir todo el afecto de su padre a todo su desprecio en su lugar.
Sin siquiera tener la oportunidad de intentar la prueba para la cual fue creada, fue considerada inútil y una broma en comparación con lo real.
Eso la llenó de tanta envidia horrible que creó su propio poder a partir de sus emociones.