Abadón sabía que Leroy estaba rezando a un poder superior hace unos momentos, pero debido a su ira realmente no le importaba.
No había nada que pudiera haberlo salvado, y no había nada que fuera a cambiar eso.
Ni siquiera el loa más famoso en el panteón vudú.
—¡G-Gran antepasado! ¡S-Sálvame de- Urk!
Molesto por los sollozos de Leroy, Abadón ejerció un poco demasiada fuerza en su agarre y partió la mandíbula del humano como si fuera un trozo de madera contrachapada.
—Tranquilo ahora, Bestia de Dios —Papa Legba de repente sacó una pipa de la nada y empezó a fumarla de inmediato—. Las brujas son difíciles de encontrar en este mundo, ¿sabes? Los vampiros y lobos las cazan porque la consumación de su carne y sangre les da la habilidad de hacer magia. Puedes ver por qué no querrían dejar pasar eso.
—De hecho, puedo —respondió Abadón.
¡CRACK!
—¡Gaaahhh!!!
Abadón destrozó cada hueso en la mano de Leroy con solo un apretón sutil.