Abadón había hecho muchas cosas insensatas antes, pero esto de lejos se llevaría la palma.
Aunque Asherah le había dicho que este era el mejor camino a seguir, aún no sabía si lo que estaba intentando era realmente posible.
No mordió este árbol y lo apuñaló con sus garras porque le debía dinero.
Lo hizo porque estaba tratando de absorber el mundo interior y hacerlo suyo.
En lugar de tener el reino espiritual atado al árbol, lo tomaría en su interior y lo llevaría consigo a donde quiera que fuera.
Abadón bombeó tanto de su veneno y sangre en la corteza como fue posible.
Con su veneno enfocado en descomponer el árbol lo suficiente para aflojar su conexión con el reino espiritual y su sangre actuando como catalizador para absorber esa conexión, tenía todas las claves necesarias para completar esta monumental tarea frente a él.
Aunque era difícil, agudizaba su mente una y otra vez repitiendo su objetivo en su cabeza.
—Es mío, lo tomaré...