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—...Esto es tan bueno como esperaba —dijo alguien.
Dentro del comedor, toda la familia Tathamet estaba reunida alrededor de un desayuno bastante grande.
Después de que Gabrielle le dijo a su padre que Lailah estaba disgustada, él la atrajo de inmediato a sus brazos y se negó a dejarla ir.
Justo como ella había planeado todo el tiempo.
Podía sentir las miradas ligeramente celosas de las esposas y se inclinó más en el cuerpo de Abadón haciendo una expresión verdaderamente lamentable.
Eso le valió algunos besos consoladores más en las mejillas y la frente, y aun miradas más intensas de envidia.
Ya empezaba a sentirse mejor.
—B-B-Buenos días a todos... —la familia levantó la vista de sus platos para encontrar a Kanami parada en la puerta viéndose increíblemente tímida y... elaborada.
La líder de los Éufrates llevaba pantalones oscuros bien planchados y una camisa abotonada con una chaqueta de traje drapeada sobre sus hombros.