Por tanto tiempo como pudo recordar, Asmodeo había vivido su vida de manera única y sin ningún significado real.
Como un demonio que fue creado para encarnar la atracción en su estado más primitivo y depravado, había vivido 20,000 años con el objetivo de seducir a otros y hacer que cayeran en un abismo de placer del que no deseaban escapar.
Pero como un ser que también era consciente de los aspectos más suaves de la vida, siempre tenía en mente que le faltaba algo.
Sabía lo que era el amor, e incluso era capaz de imitarlo, pero nunca había podido experimentarlo por sí mismo.
Pensó que si recolectaba más mujeres, no habría más sentimientos de vacío y finalmente alcanzaría la verdadera dicha y comprensión.
Y luego conoció a Yara.
Desde el momento en que la encontró en ese campo de batalla, se dio cuenta de que no había cantidad de mujeres que pudiera imitar la cantidad de dopamina que inundaba su cerebro cada vez que la miraba.