En los campos abiertos fuera de Luxuria, un masivo dragón negro de tres cabezas yacía en el suelo y parecía estar de bastante mal humor.
—Esto se siente más vergonzoso de lo que debería —refunfuñó.
—Solo relájate, amado —dijo Audrina.
—No tienes razón para sentirte avergonzado, sabes que esto es necesario —comentó Bekka.
—Sé un buen dragón y déjanos terminar y te prometo que te compensaremos más tarde —prometió Lailah.
—...Supongo que entonces puedo vivir con esto.
Mientras las esposas estallaban en carcajadas, continuaron con su tarea actual sin perder el ritmo.
Abadón en ese momento parecía un gimnasio de selva viviente mientras su cuerpo era trepado por varios trabajadores enanos.
El objetivo de esta humillación era recolectar las escamas de Abadón y llevarlas al taller de Valerie donde serían reutilizadas en armas y armaduras.
Remover las escamas de Abadón era un proceso bastante complicado, ya que era difícil adquirirlas por métodos normales.