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Tan pronto como las palabras abandonaron la boca de Abadón, un sentimiento asfixiante de miedo se apoderó de todos los presentes.
—Demuéstrame que aún puedes luchar estando quebrado.
—Incluso cuando tus condiciones son indeseables y todo lo que tienes eres tú mismo, ¡muéstrame que eres capaz de seguir luchando!
—¡Solo quiero guerreros que sean capaces de avanzar ante el MIEDO!
La sensación terrible que emitía Abadón aumentaba en intensidad, y los vampiros inmediatamente sintieron sus efectos.
La mayoría perdió el conocimiento al instante, mientras que algunos cayeron al suelo sollozando y temblando como ramitas al viento.
—¡Por favor, ayúdame! ¡Alguien ayúdame!
—¿¡Q-Qué es esto!? Querida diosa, ¡haz que pare!
—¡Mátame mátame mátame!
Cada persona presente era un guerrero que había tenido su buena dosis de experiencias de vida o muerte.
Por tal motivo, deberían haber estado un poco más acostumbrados a este sentimiento o al menos haber tenido mejores reacciones.