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- 2 semanas después
Helios se estaba volviendo cada vez más irritable.
Día tras día durante semanas, sin falta, Hajun había venido a él para quejarse y lamentarse.
—¡Helios, debemos declarar la guerra! Continuar permitiendo que ese país exista es una mancha en nuestro orgullo como dragones!
—Finalmente lo has perdido, ¿no es así? Quieres declarar guerra a Abadón solo porque tu hija cayó en sus garras.
«En realidad, ni siquiera cayó, es más como si se hubiera lanzado sobre él», pensó Helios.
Consideró informar a Hajun de esa pieza de información, pero pensó que solo había tanto que el viejo dragón podía manejar antes de que cayera muerto.
O peor aún, que de hecho se fuera a iniciar una guerra por su cuenta.
—¿Y? —preguntó Hajun, sin inmutarse por las acusaciones de Helios.
El rey dragón simplemente suspiró y le hizo señas a una joven sirvienta cercana para que le trajera otro vaso de whiskey enano.