Con tal provocación atrevida lanzada en su dirección, Aerin olvidó todo acerca de la serpiente gigante y en su lugar voló directamente hacia Bekka.
—¡Viene! —advirtió Mira.
—Lo sé, Mira —reconfortó Bekka.
—Ve con Lisa y diviértanse, pero ten cuidado de no quemarte —advirtió.
Los ojos de Mira se iluminaron como estrellas y asintió furiosamente en acuerdo.
'¡Por fin! ¡Mira también va a ser genial!' pensó con entusiasmo.
Lisa y Mira se asintieron la una a la otra antes de flexionar sus alas y volar hacia el cielo.
Para protegerse de las llamas de las aves gigantes, Mira cubrió sus brazos de hielo y comenzó a emanar un aura helada de su delicado cuerpo.
La armadura de Mira también estaba diseñada para protegerla del calor entrante.
Como un dragón de hielo, era especialmente vulnerable al fuego.
Con eso en mente, Valerie le confeccionó a su hija una armadura completa que le ajustaba al cuerpo, menos un casco.