Asmodeo era plenamente consciente de todos los secretos de su hijo.
En el momento en que Exedra intentó atacar el alma de su padre, por supuesto se defendió y destruyó su alma como contraataque.
Aunque eso no fue algo hecho por su propia voluntad, se sintió mal por ello.
Después de destruir el alma de su hijo, hurgó entre los fragmentos y se sorprendió al ver dos conjuntos de recuerdos.
Uno pertenecía a un joven chico híbrido y el otro a un humano de un mundo que era completamente distinto a todo lo que él había visto.
Asmodeo leyó casi todos los recuerdos de ambos con morbosa fascinación y hasta pudo ver cómo las dos almas se fusionaron.
Había visto todo hasta el punto donde su hijo se abrió el pecho y se comió un pedazo de su corazón.
Después de eso, los fragmentos fueron de alguna manera retirados y unos momentos más tarde, el alma volvió reformada y más fuerte que nunca.