Lotan, Yara y Duke caminaban apresuradamente hacia la puerta principal donde había llegado el invitado sorpresa.
—¿Alguna vez conociste a alguno de los otros señores demonio? —preguntó de repente Lotan.
—No... tampoco entiendo por qué vendría uno aquí —frunció el ceño Yara.
«¿Le habrá pasado algo a mi hijo?»
Esa preocupación repentina hizo que Yara se moviera aún más rápido y se convirtiera en una mancha al correr para confirmar sus temores.
Al llegar a la puerta principal, Yara pudo ver alrededor de 30 guardias del castillo rodeando una carroza negra con sus armas levantadas.
—Princesa Yara, ¡esta cosa acaba de aparecer de la nada! —informó un guardia.
Yara observó mejor la carroza y pudo ver que estaba decorada con obsidiana y oro, parecía tener una apariencia bastante amenazante, siendo tirada por dos grandes perros negros tan grandes como caballos.
«Espera... ¿dónde he visto esos antes?» Lotan, Yara y Duke parecieron tener el mismo pensamiento.