Malenia se estremeció cuando la voz de su captor llegó a sus oídos.
Todo acerca de este hombre le repugnaba hasta el mismísimo núcleo de su ser.
—¿Por qué me has mantenido con vida? —preguntó ella, ocultando perfectamente su temor interno.
—¿Acaso no lo sabes? —Exedra se arrodilló frente a la mujer encadenada y levantó su barbilla—. ¿Por qué un señor demonio mantendría con vida a una mujer como tú?
Por primera vez la fachada de confianza de Malenia se quebró y sus ojos se abrieron de par en par.
—P-pero tú dijiste que no tenías interés en mi cuerpo.
—¿Hmm? Nunca dije eso, me interesa bastante tu cuerpo.
—Más específicamente…
Exedra giró a Malenia haciéndola enfrentar la pared, dejando su grande y flexible retaguardia expuesta a su odiado enemigo.
«Él.. él va a violarme...», pensó Malenia para sus adentros.