—Entra —le ordena Anon a Amanda.
—Nooo... no quiero entrar a esta maldita casa —dijo ella con un puchero.
—¿Así que debería tomar esto como una rebeldía?
De repente Amanda se asustó al escuchar las palabras de Anon.
—Yo-Yo entraré.
—Buena chica.
Un poco nerviosa y asustada, Amanda entró.
Ambos entraron pero 3 pares de ojos monitoreaban claramente cada uno de sus movimientos desde las sombras.
—Freya prepara a la chica nueva y cenaremos en mi habitación hoy —dijo Anon mientras lanzaba a Amanda hacia Freya.
—O-Oye sé gentil —habló Amanda.
—Sí, maestro —hizo una reverencia Freya y se fue.
Anon entró en su habitación pero tan pronto como se acercó a la ventana sintió la mirada.
Todos ellos.
'Dios mío... No creo que alguien me viera salir de la mansión y reaccionar tan rápidamente no, es alguien más pero ¿a quién ofendí esta vez?' pensó Anon con una sonrisa burlona en su cara mientras se quitaba toda su ropa.
—¿Está mentalmente enfermo? ¿Por qué se ríe sin razón? —la sombra de un árbol habló.
'Quiero ir al sótano pero como estoy siendo monitoreado, mejor no lo hago.'
'No siento ninguna intención maliciosa ni sed de sangre... eso significa que solo tienen orden de vigilarme, pero viendo la distancia entre ellos puedo decir que no están juntos. Quiero usar los ojos de demonio pero no quiero que sepan que sé de su presencia.'
*Toc-toc*
—Maestro la cena está lista y también la chica nueva.
—Pasa.
Anon acarició su pene un par de veces al ver una gran mesa entrar en la habitación con Amanda acostada sobre ella y comida cubriéndole el cuerpo.
—Dios mío... Parece que hoy comeré hasta llenarme ¿eh?.
Amanda se veía avergonzada hasta la muerte pero mantenía sus emociones dentro.
—Por favor, empieza —dijo Freya.
Anon se agachó y agarró una cereza del clítoris de Amanda mientras le mordía el clítoris intencionalmente.
—Anhhh~ —un gemido adorable escapó de su boca.
—Mhhhhm quiero un poco de vino.
*Palmada-Palmada*
Freya dio palmadas y Kia entró en la habitación con una cara de decepción y una botella de vino en sus manos.
Ella también estaba desnuda.
Cuando Kia intentó agarrar la copa para servir el vino, Anon la detuvo de repente.
—¿Qué? —preguntó Kia.
—No lo quiero en copa —dijo Anon con una sonrisa muy malvada.
—¿Qué quieres decir? —Kia preguntó la pregunta que deseaba no haber hecho.
—Haz que esas ubres formen una copa —dijo Anon mientras pinchaba sus pezones.
—Tch. Pervertido —dijo Kia mientras le daba la botella a Freya y tomaba sus propios pechos y los apretaba firmemente para formar un escote perfecto para que Anon bebiera de ahí.
—Vierte el vino Freya.
—Sí, maestro.
Freya vertió el vino frío en el escote de Kia y el color rojo del vino brillaba con la piel blanca de Kia bajo la luz de la luna que entraba por la ventana.
—Mhhhhnmmm~ tan frío —dijo Kia lentamente mientras frotaba sus muslos juntos, sus labios vaginales molían su clítoris en medio como un sándwich mientras también se frotaban.
Kia también mordía su labio inferior para detener los sonidos extraños que escapaban de su boca.
—Oi, no disfrutes sola, dame a probar también —dijo Anon.
Con una cara de vergüenza Kia inclinó su escote hacia Anon.
—Me serviré yo mismo... Amhhhhh —Anon de repente rodeó con ambas manos la espalda de Kia y apretó ambos cachetes de su trasero mientras comenzaba a beber vino de su escote.
Después de terminar el vino dentro del escote de Kia, Anon dejó de manosear sus cachetes y labios vaginales.
Amanda, que apenas había observado el acto más pervertido del mundo solo miraba esta impactante escena frente a ella, notó que los jugos de amor de Kia fluían entre sus muslos sin ningún signo de parar.
—¿Se está viniendo con este acto pervertido? —se preguntó Amanda.
—Quiero beber más vino... llama a Gia —dijo Anon.
Gia entró en la habitación vistiendo una lencería de dos piezas sexy que exponía completamente sus pezones y rajadura.
—Maestro, ¿me llamó? —preguntó Gia.
Al ver esto Anon no pudo contenerse y ordenó:
—Freya, posición de perrito ahora voy a follarte el coño y Gia, toma la botella de vino y vierte el vino entre tu escote pero no lo cierres y deja que caiga a tu coño.
Al escuchar esto ambas se emocionaron como animales hembras en celo.
—Sí maestro, tu deseo es nuestro mandato —dijo Freya.
—Lo que digas nosotros tus esclavas sexuales seguiremos sin resistencia —dijo Gia con una sonrisa pervertida.
Freya se puso en posición de perrito y sobre ella se paró Gia con sus piernas bien abiertas y mostrando su obsceno clítoris mientras se contraía.
Anon se arrodilló y metió su pene en el coño de Freya sin ningún aviso.
—Anhhh~ maestro tan profundo —gimió Freya mientras sus ojos se volvían medio muertos y el placer devoraba su mente, los jugos inmediatamente se liberaron de su coño mientras la verga de Anon golpeaba la puerta de su sala de fabricación de bebés.
—Suéltalo —dijo Anon con un aire de bestialidad en sus ojos. Esos ojos se parecían a los de una bestia que solo quería tener sexo con toda hembra que encontrara y destruir su útero hasta que no pudiera más.
El vino comenzó a gotear desde entre los pechos de Gia hacia abajo por su botón de vientre hasta su clítoris.
*Suckkkkk*
—Anhhhh~ sí —Anon succionó el vino que goteaba de sus pechos a su raja mientras agarraba su perfecto trasero y comenzaba a apretarlo y a bombear a Freya.
—¿Qué demonios está pasando allí? —Una sombra sentada en el árbol se preguntaba a sí misma.