—Wolfe se sentó a la mesa en su habitación con una colección de libros abiertos frente a él y el cristal dañado que había obtenido del guardia del comerciante situado en el medio.
—Ese era su objetivo para el día, aprender lo que había en el cristal. Podría no ser nada útil, o un tomo técnico aburrido, o podría ser un repertorio de hechizos. No había nada en el exterior que distinguiera los cristales entre sí, así que solo tenía que esperar lo mejor y que la parte dañada no hiciera que el cristal fuera inutilizable.
—Con el más leve atisbo de maná, Wolfe activó el cristal, enviando un torrente de información a su mente que le tomó un momento incluso comenzar a ordenar.
—[Bienvenido a los anales de los descendientes de la cuarta rama de la Familia Carib.] Informó el cristal, y Wolfe se resignó a no obtener mucho provecho de los registros históricos.