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Flotando en el vacío ante John se encontraba un demonio grotesco y aterrador: la verdadera forma de Mammon.
Se erguía a decenas de metros de altura, su cuerpo envuelto en una neblina negra y malévola.
Un par de alas carnosas brotaban de su espalda, y su figura estaba cubierta de escamas negras como la tinta.
En la parte superior de su cabeza había un par de cuernos de cabra, y sus características estaban horriblemente deformadas.
Colmillos afilados como navajas sobresalían de su boca cavernosa, y sus ojos rojos sangre rebosaban de astucia.
No era de extrañar que John no pudiera resistir la tentación de burlarse.
Realmente, la epítome de la fealdad...
Mientras John se reía entre dientes, la figura de Mammon desapareció de su lugar, apareciendo instantáneamente ante él.
Una expresión de rabia deformaba su rostro, con llamas de furia danzando en sus ojos.
—Mortal, tus burlas me han llevado más allá de mis límites. Ahora, pagarás por tu insolencia —rugió Mammon.