«¿Empezaré cada arco en el hospital?», pensó June al abrir los ojos, siendo recibido con la vista familiar.
Ya estaba acostumbrado a despertar en el hospital con un paño blanco sobre su cara, también, así que lo quitó y se volvió hacia la razón de la oclusión.
—Hola, Dr. Oh —suspiró, sintiendo el aura del médico familiar.
Levantó una ceja interrogativamente cuando vio que no llevaba su habitual bata blanca y en lugar de eso estaba vestido con un traje. June estaba a punto de preguntarle sobre su atuendo pero decidió no hacerlo al final.
El Dr. Oh era simplemente raro.
Tan simple como eso.
—¡Hola! —exclamó el Dr. Oh, sonriendo al ser recibido con el rostro apuesto de June.
—¿Es que acaso tomas días libres? —preguntó June, sentándose en la cama—. Siempre estás aquí cuando me ingresan.
—Cuidado —dijo el Dr. Oh—. Tu línea de IV podría desalojarse.
June frunció el ceño cuando vio el fluido IV conectado a él. ¿Qué había pasado?