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—Mañana… —murmuró Dal con una voz ronca.
Alex sonrió con sorna después de besar a Dal. Todavía no había reclamado su recompensa por conquistar a la chica. Pero podía esperar hasta que regresara a casa antes de hacerlo. Por supuesto, si lo hacía, la Reina de Corazones estaría molesta con él, pero era un riesgo que estaba dispuesto a correr.
Así, Alex pasó la mañana con Dal y su madre, quien pretendía como si no estuviera al tanto de lo que los dos habían hecho la noche anterior. Donde Alex fue servido desayuno en la cama. Aunque lamentablemente, esta serenidad no duró mucho antes de que sonara el timbre de la puerta.
La madre de Dal tenía un poco de fruncido en su rostro, casi como si estuviera esperando que esto sucediera. Donde le dijo a Alex que esperara en la cama. Luego fue a contestar la puerta. Y mientras lo hacía, Dal continuó alimentando a Alex con su desayuno, creyendo que su brazo estaba roto.