Kaido era conocido por su impetuosidad y falta de previsión, razón por la cual Howard lo había buscado, pensando que Kaido tal vez no pensaría demasiado y realmente se involucraría en un duelo de espadas.
Sin embargo, a pesar de su ingenuidad política y su torpeza para manejar a sus subordinados, la constante búsqueda de oportunidades de negocio de Kaido y su indulgencia en la corrupción no lo hacían tan directo como Howard había esperado.
Kaido hizo un simulacro de esfuerzo, uniéndose a Howard en un combate de esgrima con finas espadas equipadas con guardamunecas de oro.
Ambos ligeramente inclinados por la cintura, con los pies colocados uno delante del otro, explotaron con ráfagas enérgicas de vitalidad.
Era como un resorte enrollado, almacenando la energía para luego lanzarla hacia adelante en un golpe, un concurso de quién tenía más potencia explosiva, quién era más rápido en reaccionar.