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Howard creía que si lograba adquirir completamente el hábitat de cierta especie, proporcionaría una fuente inagotable de riqueza económica.
En el pasado, las criaturas exóticas de Romagna y Ferrara, aunque se reproducían rápidamente, eran pocas en número y rápidamente fueron cazadas hasta la extinción.
Sin embargo, esta vez, con las bestias indígenas del Nuevo Mundo, no había duda de su abundancia.
Asegurar estas criaturas significaba que Howard podría dejar de preocuparse por los problemas económicos.
Esto le liberaría para concentrarse en administrar su grupo de mercenarios.
Tras haber presenciado estas bestias de primera mano, Howard tomó este asunto muy en serio, por lo que decidió liderar la expedición personalmente, temiendo que sus subordinados pudieran cometer un error en su evaluación.