—Heede preguntó por el bienestar de Howard, a lo cual Howard respondió con una leve sonrisa, indicando que estaba bien.
Los dos entablaron una conversación de media hora que dio pocos frutos.
Al final, Howard informó a Heede que no ayudaría a Castilla en su reclamo al trono imperial.
—He dicho todo lo que puedo —dijo Heede, sintiéndose impotente, abrió sus manos—. Si de verdad deseas enfrentar a toda la fuerza militar de Castilla, no hay nada más que pueda hacer.
Bosiden lanzó una mirada discreta a Howard, pero no hubo cambio discernible en la expresión de Howard.
Antes de concluir la conversación, Howard hizo un comentario punzante:
—Si todo Castilla te apoya, ¿no significaría eso que todo el imperio está en tu contra?
—Inicialmente, Heede no comprendió el significado y permaneció pensativo con una copa de vino en la mano, sin notar que Howard y Bosiden ya se habían marchado.