Después de correr una gran distancia, el trío finalmente se atrevió a detenerse, confiados en que Kaedwyn no podría alcanzarlos.
Durante su saqueo anterior, Howard había encontrado un cuchillo decente, que decidió usar temporalmente como arma.
Después de viajar por un tiempo, se encontraron con una posada situada en una desolada área montañosa, lo que les pareció extraño.
La presencia de un hogar en una ubicación tan remota ya era sorprendente, y más aún una posada haciendo negocios donde parecía no haber clientes potenciales.
Aun así, el letrero de la posada indicaba claramente que estaba abierta al público.
—Howard, ¿qué piensas? —Kellman y Tina se volvieron hacia él en busca de orientación.
Después de varias noches de continuas batallas, todos estaban exhaustos.
Aunque habían descansado brevemente, ninguno había logrado dormir bien toda la noche.