Al ver las figuras carmesíes, los perseguidores se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo: ¡habían llegado los refuerzos de Shelley Chan!
A diferencia de otras ciudades, la Ciudad del Dragón Carmesí veneraba por encima de todo a la familia Chan, con casi todo talento despertado de su gente relacionado con el fuego, una característica distintiva de su linaje.
—¡Retrocedan, rápido! —gritó uno de los perseguidores.
Conscientes de que la persecución era inútil, los cazadores buscaron retirarse.
Sin embargo, Shelley Chan, habiendo sido cazada durante tanto tiempo y habiendo soportado tanto, hervía de furia contenida.
Con la llegada de sus refuerzos, ¿cómo podría permitirles escapar?
Con un destello de determinación fría en sus ojos, Shelley Chan se giró rápidamente, su mano única tejiendo signos.
El fuego dentro de ella estalló, transformándose en un majestuoso fénix que se elevaba hacia el cielo.
—¡Inferno Fénix! —exclamó mientras invocaba la criatura de llamas.