—¿En serio? ¿Tienes que hacer eso durante tu turno? —un chico gritó con molestia.
—¿Qué? —preguntó un chico, sonando como si estuviera masticando algo—. De todos modos no hay nadie aquí.
—Yo estoy aquí, Keanu. Yo soy alguien —respondió el otro chico.
—¿Por qué te importaría? No eres mi jefe. Lo que hago durante mi turno no es asunto tuyo, Bryan —dijo Keanu.
—Keanu, nunca sabes cuándo una persona importante de la ciudad quiere entrar o salir. Si te ven-
—Vamos, hombre —Keanu gritó exasperado—. No vienen personas importantes por aquí. Casi nadie pasa por aquí. El último que vimos apareció hace tres días y solo era un Extractor aleatorio que se equivocó de entrada. Tranquilízate, Bryan. Realmente empiezas a molestarme con tu legalismo. ¡Ve a ocuparte de tus propios asuntos!
Bryan tomó una respiración profunda mientras veía a Keanu meterse otro palito negro en la boca.
—Al menos comparte algo-
—No —respondió Keanu cortante antes de dar otro mordisco.