Tan pronto como Nick explicó lo que había ocurrido, la ira de Steve se esfumó.
Era como si un cubo de agua fría se hubiera vaciado sobre él.
Su mueca de enojo se transformó en shock.
Y luego, se transformó en ira nuevamente, pero esta vez, su ira estaba dirigida hacia adentro.
Sabía que había metido la pata, y se sentía como el mayor idiota.
—Lo siento —dijo Steve en voz baja—. Volvamos con el tutor. Puedes explicar los detalles ahí.
A Nick no le sorprendió la reacción de Steve.
Quizás Steve se había olvidado de sí mismo en ese momento debido a toda la presión e incertidumbre que le rodeaban, pero aún era un adulto con décadas de experiencia.
Podía ver que su ira estaba mal colocada y que había metido la pata.
¿Estaba Nick enfadado?
Por supuesto.
Uno de los compañeros de equipo de Nick había descubierto su escondite por idiotez, poniéndolo en un peligro potencialmente mortal.
Sin embargo, Nick también podía ver que Steve no lo había hecho a propósito.