Nick abandonó el salón, despidiéndose de un par de personas.
A lo largo del último año, llegó a conocer a algunos de ellos solo superficialmente.
Habían hablado de vez en cuando, pero nunca habían sido realmente amigos.
Cuando cualquiera de ellos le preguntaba a Nick sobre su vida personal o sus creencias, él evitaba el tema.
Nick no era el mayor fanático de hacer conexiones reales.
Cada conexión que hacía no funcionaba.
Sin embargo, siempre y cuando se mantuviera cierta distancia entre ellos, Nick podía trabajar con ellos sin que surgieran problemas.
Después de dejar el salón, ya se dio cuenta del supervisor.
Este supervisor era uno de los dos responsables del primer nivel del programa de aprendices.
El supervisor asintió a Nick, y caminaron por uno de los pasillos.
—¿Ya te despediste? —preguntó el supervisor.
—Sí —respondió Nick.
—¿Cómo te sientes?
—Como siempre.
El supervisor asintió. —Entiendo. Probablemente no es nada especial para ti —dijo.
Nick no respondió.