Nick salió de la habitación, todavía atónito.
Había visto al Campeón de la Luz.
El humano más fuerte en existencia.
¡Y el Campeón de la Luz le había otorgado un nombre!
Cuando vio al Campeón de la Luz, supo que Aegis era el lugar adecuado para él.
¡Aegis era el verdadero escudo de la humanidad!
Nick caminó por el cuarto del Brazo Izquierdo y entró al Salón del Recuerdo.
Tan pronto como entró, vio a Simón lanzándole una mirada.
Nick se acercó a Simón pero no dijo nada.
Nick parecía muy distraído.
—¿Cómo fue? —preguntó Simón con curiosidad.
Nick miró al techo.
—Bien —respondió Nick.
—¿Lo conociste? —preguntó Simón.
Nick asintió.
—¿Viste al Campeón de la Luz? —preguntó Simón conmocionado.
Nick asintió de nuevo. —Incluso hablé con él —dijo Nick.
Simón parecía lleno de maravilla.
—Solo los Escudos llegan a conocer al Campeón de la Luz, y lo hacen muy, muy raramente por lo que he oído —dijo con reverencia.
—¿Cómo era? —preguntó Simón.
Nick sonrió.