Carl esperó.
No hubo respuesta.
El único sonido era la respiración dificultosa de Irwin mientras miraba a Carl con frustración, miedo y enojo.
—Tú… lo dejaste… escapar —dijo Irwin entre respiraciones agitadas.
—¡Cállate! —Carl gritó furioso—. ¡Intentaste asesinar a un miembro del equipo!
Irwin respiró con dificultad durante un par de segundos.
—Lo hice —dijo—, pero él se lo merecía. Mató a Mark.
—¡Él no mató a Mark! —dijo Carl con voz severa.
Irwin no respondió durante varios segundos.
—Quizás no —dijo con voz neutral—. Pero eso ya no importa ahora, ¿verdad?
La respiración de Irwin desapareció ya que su cuerpo finalmente se había estabilizado lo suficiente como para no necesitarla cada segundo.
Carl entrecerró los ojos, pero Irwin continuó hablando.
—Él nos vio —dijo Irwin desde el suelo—. Cree que tú estabas involucrado.
—Escapó, y si no mintió, es un Corredor, y no podemos atrapar a un Corredor con semejante ventaja.