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El suelo estalló en una lluvia de escombros y polvo.
—¡Bang!
—¡Bang!
Más y más explosiones ocurrieron, y más y más escombros y polvo se dispersaron.
En este momento, una figura humanoide estaba de pie frente a una colección de cráteres, cada uno de unos diez metros de profundidad.
La figura humanoide era roja, y le salían muchos crecimientos diferentes.
Sin embargo, estos crecimientos no eran sangre ni carne.
Estos crecimientos eran duros como huesos y puntiagudos.
El humanoide tenía la mitad de una cara humana, con la otra mitad cubierta por los crecimientos.
El único ojo en la mitad izquierda de su rostro no tenía ni un atisbo de independencia en su interior.
Los crecimientos rojos se parecían casi idénticos a los corales.
—¡Era como si alguien hubiera sido infestado por corales!