Blackgate no lo entendía.
Había usado sus portales toda su vida, en cada batalla que había enfrentado. Se habían derrumbado innumerables veces, por una fuerza abrumadora, cuando su control se deslizaba o cuando los llevaba más allá de sus límites.
Había visto cómo se rompían bajo la presión de oponentes más fuertes que él, se desintegraban cuando calculaba mal el flujo de mana y colapsaban al enfrentarse a ataques avasalladores.
Pero esto... esto era diferente.
Con solo un leve parpadeo de sus ojos, Atticus había colapsado su portal. Sin fuerza abrumadora, sin una batalla prolongada, solo un instante y había desaparecido.
No, no era que no pudiera comprenderlo. Su mente simplemente encontraba difícil aceptarlo. Blackgate podía entenderlo en teoría. Atticus había tomado el control del portal, manipulándolo desde el interior y obligándolo a colapsar.
Era una locura.
El hecho de que Atticus hubiera tomado control de su poder tan fácilmente hacía arder el orgullo de Blackgate.