Entonces sucedió.
Una figura salió disparada desde el subsuelo con una velocidad inmensa, dejando tras de sí un rastro de energía brillante azul y púrpura.
La onda expansiva de su emergencia se propagó a través del Sector 8, sacudiendo edificios y enviando temblores por toda la tierra.
La figura se estrelló contra el Escudo Égida del Sector 7 con tal fuerza que todo el sector tembló. Los edificios se balancearon, grietas se extendieron como telarañas por el suelo, y la gente por toda la capital gritaba aterrorizada.
Los paragones se paralizaron, mirando en shock. Lo mismo hizo Blackgate, con sangre goteando de sus labios mientras luchaba por estabilizarse en el aire después de rebotar contra el escudo.
En el instante siguiente, una voz helada resonó a través de todo el sector.
—Gracia de la Velocidad de Dios —sonaba como el retumbar del trueno, su tono familiar hizo que las miradas de los paragones se estrecharan.
