Una vez más, todos se recordaron que el indiscutible número uno en el campamento era Atticus.
Nate tardó unos segundos en recuperar el aliento en el suelo. Había acertado totalmente cuando dijo que el minuto marcaría el final de la batalla.
—Es realmente fuerte. ¿Cómo demonios se volvió tan poderoso? —Nate reflexionaba mientras respiraba con dificultad.
Después de unos segundos, Nate abrió los ojos para ver una mano extendida frente a él. Su mirada aterrizó instantáneamente en Atticus, quien estaba de pie sobre él con una sonrisa.
Nate respondió con una sonrisa, agarrando su mano y dejándose ayudar a levantarse.
—Buena pelea —elogió Atticus.
Nate no pudo evitar sonreír con ironía en respuesta. ¿Qué tenía de buena esa pelea?!
Nate estaba lejos de sentirse mal por la pelea; ya había aceptado su derrota.
Pero ver a Atticus, que lucía completamente impecable sin una sola gota de sudor o incluso una mancha en su ropa, diciendo "buena pelea" le sonaba absurdo.