En las Aguas Abisales Oscuras...
La llanura abisal se extendía hacia lo desconocido negro, un mundo desprovisto de luz solar y lleno de un silencio inquietante, donde solo el tenue brillo bioluminiscente de extrañas criaturas de otro mundo ofrecía alguna luz.
Era un reino muy por debajo del alcance de la humanidad, un lugar donde la presión del océano podría aplastar el acero, y la oscuridad era tan completa que incluso el concepto de luz parecía una intrusión extranjera.
En este desolado desierto submarino, dos figuras colosales se movían con la gracia lenta y deliberada de depredadores acostumbrados a las profundidades.
Ambos eran nada menos que los Krakens Abisales, legendarios behemots que habían sido durante mucho tiempo objeto de mitos y cuentos de marineros.
Su mero tamaño y poder eran suficientes para hacer que el mar se desbordara sobre sí mismo, una gigantesca ola de agua agitándose sobre el océano, a lo cual ambos permanecían ajenos.