—¡AHHHHHHHHHHH! —Un grito penetrante, que helaba el alma, resonó por todo el salón del trono, haciendo que el sudor viejo apareciera en el rostro del mensajero que presenciaba el intercambio, con la espina dorsal temblándole por dentro.
El grito apenas duró 10 segundos antes de que de repente se silenciara, con Vega perdiendo la conciencia debido a la intensa presión y los golpes en su cuerpo. Aunque estaba en el Rango del Universo, no pudo soportar un simple paso de su padre antes de quedar inconsciente en 10 segundos.
—Tch, qué tan estúpido te he criado... —dijo el Gran Anciano Corazón Ardiente, con una expresión atronadora mientras se alejaba lentamente del cráter, caminando de regreso a su trono. Se sentó, antes de exhalar ruidosamente.