—Yo... no soy merecedor de ello —dijo Zeras con el ceño fruncido mientras se alejaba de la espada.
—Es la espada de un experto supremo que ha dedicado toda su vida al camino de la espada. Yo no soy más que alguien que necesita un arma para practicar mi arte. Me bastará con cualquier espada.
—Guárdala para alguien más merecedor de ella. Más digno —dijo Zeras, mientras el Anciano Kang sonreía y avanzaba, recogiendo la espada del soporte antes de ponerse frente a Zeras.
—Entonces es ahora tu turno de encontrar a esa persona digna, y hasta que lo hagas, será tuya —dijo el Anciano Kang, mientras Zeras se arrodillaba y tomaba la espada envainada en su agarre.
—Encontraré a su legítimo sucesor. ¡Lo prometo! —dijo mientras se levantaba y envainaba la espada junto a su cintura.
—Ahora que eso está resuelto, vamos —dijo el Anciano Kang, mientras se alejaban del lugar y aparecían fuera de la caverna.