La zona entera estaba envuelta en silencio, dejando sólo el sonido de sollozos ahogados presentes en la habitación. Así de estrictas eran las reglas de los Giarans. Cada Giaran tiene sus guardianes últimos que serán responsables de su seguridad.
Eso era lo que hacía a los guardianes de cada sector de las naves espaciales figuras muy importantes ya que eran guiados por una de las responsabilidades más pesadas del mundo. Proteger su raza.
Así como este trabajo era respetable y rentable, también era muy arriesgado. Un simple fallo podría resultar en un castigo muy severo. Y Evir no había conseguido proteger a un total de 1300 Giarans, un número básicamente incomprensible para los Giarans.
Sacrificar su vida por las 1300 almas que se habían ido para siempre estaba siendo muy indulgente con él.