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—¿Qué es eso? —preguntó Zeras atónito, mirando la imagen en el espejo mientras sus ojos se dilataban de la sorpresa.
Poco a poco se levantó del lugar en el que se había estrellado y se acercó al espejo.
En el espejo, se podía ver una figura con el cabello completamente blanco que le cubría la parte superior de su rostro, con una cara tan blanca que parecía incluso un poco pálida. La cara estaba perfectamente cincelada, el verdadero significado de una cara de forma diamante.
La figura sería casi indistinguible de la de una mujer en el primer encuentro y Zeras estaba realmente sorprendido de que un hombre pudiera ser tan guapo.
Pero lo que realmente le dio escalofríos fueron sus ojos. En particular su ojo izquierdo, no era el suyo.
El ojo izquierdo de la imagen no contenía pupilas en absoluto y era solo un agujero negro vacío que parecía estar girando lentamente en su interior.
