Elisa escuchó el sonido de los tacones mientras la señora Ellen y el duque Gary salían del comedor. Ian se había levantado de su asiento, pero Elisa no encontraba sus ojos para mirarlo por temor a ver su rostro decepcionado. Acababa de enamorarse profundamente del señor, y ver su rostro enojado la hacía acorralarse. Pero Elisa no permaneció preocupada por mucho tiempo, miró hacia arriba con valentía para encontrarse con sus ojos rojos. Sus miradas se intercambiaron, cada uno con sus propios pensamientos, hasta que una sonrisa apareció en los labios de Ian para alivio de Elisa.
No obstante, recordó que había sido su culpa lo que había iniciado la fricción entre la familia del duque y él. También podía ver la expresión de reojo de Maroon, que había entrado al comedor y la miraba, pero ella no quería interpretar demasiado la expresión del hombre, ya que Maroon era una persona de expresión severa.