El Duque Gary y la Señora Ellen solo pudieron cerrar sus bocas con fuerza después de sus palabras. La Señora Ellen podía desear convertirse en la esposa del Señor, pero antes de eso sabía quién era Ian White y los rumores que siempre le habían rodeado. La mayoría de los rumores eran oscuros, que uno no desearía escuchar pues les dejaría noches sin dormir, atormentados por la historia.
La Señora Ellen y el Duque Garry quedaron confundidos por el repentino estallido de ira de Ian, ya que no sabían qué habían hecho para ganarse la ira del Señor. Todo el tiempo no habían hecho otra cosa que congraciarse para estar en la gracia del Señor, lo cual había sido bueno ya que el hombre solo había sonreído y reído hasta el error de la criada. Solo podían maldecir interiormente a Elisa en sus corazones por arruinar todo por lo que habían trabajado duro.