```
Ian podía escuchar los fuertes sonidos de su latido y también aprendió cómo su corazón siempre había sonado de esa manera cuando ella estaba feliz y extendió su sonrisa para descansar en sus labios. —Ya veo —susurró, sus palabras llegando a la esquina de sus mejillas—. ¿Es la primera vez que escuchas a alguien alabar tu belleza? Parecías estar muy sorprendida hace un momento.
Elisa lo vio mirándola y cómo su mano levantaba y inclinaba con soltura el vaso que sostenía entre sus dedos para que el líquido rojo se balanceara suavemente en la dirección en que movía su mano. Sus ojos hacían que ella se sintiera como si estuviera en un rincón cuando el lugar en el que estaban era amplio y vasto. Aunque la situación le dificultaba respirar, no le disgustaba la sensación que tenía ahora.