Elisa también estaba sorprendida por lo que acababa de sucederle al segador siniestro. Justo en un chasquido de magia, el Segador Siniestro se transformó de una criatura negra encapuchada en el adorable polluelo con suaves plumas amarillas brillantes. Ella había escuchado lo fuertes que eran los Hechiceros, pero nunca supo que el Maestro Ian era mucho más fuerte que cualquier rumor que hubiera escuchado.
Cuando Hallow intentó mover su mano, le llevó mucho tiempo darse cuenta de que su mano se había convertido en alas emplumadas sin dedos.
—¡Espejo! ¡Niña, dame un espejo! ¡¡AHORA!! —gritó Hallow a Elisa. ¡Tenía que ver su propio reflejo para confirmar su pensamiento! Sin poder extender sus alas, solo mantuvo sus alas, que estaban cerca de su cintura, aleteando.