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Lejos, en el solitario corredor de la casa que se asentaba sobre la iglesia, una persona caminaba despreocupadamente como si conociera el lugar, aunque era su primera vez visitando el edificio. Sus ojos recorrían el lugar. A pesar de la oscuridad absoluta y con solo un pequeño rayo de luz de la luna para ayudar, Lucifer podía verlo todo bien, como si fuese de mañana.
—Maestro... —llamó nerviosamente Malphas, entrelazando dos dedos, su expresión no era la mejor.
—¿Qué? —espetó Lucifer—. ¿Tienes miedo de la oscuridad? Aunque no fuera posible que un Demonio tuviese miedo de la oscuridad, no se podía olvidar que este era Malphas, el más caótico sirviente Demonio en el Infierno que temía a una medusa de Hellmond.