Kyle alzó su ceja, salpicada entre negro y blanco, las arrugas de su sonrisa se levantaban cuando sonreía —Entonces no tomaré más de su tiempo. ¿Podría compartir unas palabras más, milord?
Ian dirigió su mirada hacia Elisa, viendo que ella asentía, pero también notó que había una expresión en sus ojos que parecía indicar que necesitaba hablar —Volveré —dejó su lado, caminando hacia el corredor con suelo de mármol.
—Ese hombre de antes, huele raro —dijo Hallow, que había estado haciendo lo posible por no soltar ni un solo comentario. Siendo un segador siniestro parlanchín, le resultaba bastante difícil controlarse para no hacer ninguna observación.
Elisa frunció ligeramente el ceño, no preguntó quién y adivinó —¿Se refiere a Mr. Oliver?
—Mm, ese mismo —estuvo de acuerdo Hallow y luego puso sus alas debajo de su redonda barbilla—. Él huele a muerte, pero no exactamente a muerte, ¿más bien a almas?