Elisa miró a Cynthia con los ojos bien abiertos. Sentía que la pregunta no era retórica. Era como si Cynthia tratara de ver si la idea le gustaba antes de proceder a algo... para contarle una noticia sorprendente.
—No creo saber cómo me sentiría —respondió Elisa con sinceridad—. Pero creo que podría sentirme feliz. ¿Qué has descubierto sobre mí? —preguntó.
Vio cómo Cynthia dudaba:
—Fui al pueblo donde naciste. Allí, escuché muchos rumores sobre tu madre y tu padre, sin embargo, había uno sobre cómo tu padre no se fue solo. Se fue con una hija —dijo Cynthia antes de mirar su expresión.
Elisa no sabía qué decir, ya que estaba sorprendida. —¿Y esa hija podría ser mi hermana? —vio que Cynthia asentía con la cabeza en respuesta y eso hizo que Elisa permaneciera en silencio durante un largo momento para procesar lo que había escuchado. Saber que tenía una hermana de sangre la sorprendió.