Elisa se consideraba una persona bastante hábil para juzgar el carácter de alguien. No sabía si estaba en lo correcto, pero el hombre le parecía astuto. Por un lado, parecía ser como cualquier humano normal, excepto por los ojos rojos que lo hacían más extraño que los humanos.
Si no fuera porque Elisa escuchó a Ian decirle que el hombre frente a ella era un demonio, habría pensado que era un vampiro.
—Pensé que no me dejarías conocerla —dijo Belcebú. Su sonrisa no era muy amplia pero suficiente para mostrar un atisbo de diversión al ver a Elisa. La doncella de cabello rojo, pensó Beel. Era igual a la descripción que la criada de esta tarde le había dado. "Cabello rojo", apuntó.
Elisa, quien lo escuchó llamarla "cabello rojo", se preguntó por qué el hombre señalaba su cabello.