En el silencio Edward observaba a Elisa. ¿Cómo podría algo tan delicado ser tan fuerte y hermoso? Era extraño. Había algo en esa chica que no podía identificar. Parecía como cualquier otra mujer inocente, pero había momentos, como ahora, en que él sabía que ella no era tan silente y dócil como otros podrían pensar.
También había un aire misterioso en Elisa que solo encantaba más su belleza. Mientras Edward seguía observando, notaba rasgos de Elisa que había pasado por alto antes. Con el tiempo que pasaba se volvía más hermosa, lo cual era extraño. ¿Siempre había sido tan bonita? Era una humana bella en comparación con cualquier otra chica humana con la que Edward posiblemente se había acostado.
—Tú no sabes acerca de eso, sabes —dijo Edward y Elisa dirigió sus ojos hacia el hombre que hablaba, cuestionando sus palabras con su expresión—. No todo dura para siempre. Ni siquiera los sentimientos y emociones. Nunca sabrás cuándo tu amor se desvanecerá.