Al escuchar la palabra gemelos, Zhen-Zhen salió de su estupor. Absorbió finalmente todo.
—Pequeño Davis, mi bebé... tenemos dos bebés en mi útero... —murmuró Zhen-Zhen.
Su corazón rebosaba de felicidad en este momento tras escuchar esta maravillosa noticia.
Tristán sujetó su cara y asintió con la cabeza para confirmarlo.
—Sí, Zhen-Zhen, ¡tenemos gemelos! ¡Vamos a criar a dos bebés! ¡Dios mío! Abuelo y nuestros padres estarán tan felices cuando se enteren de esto —dijo Tristán alegremente, todavía regocijándose.
Al ver las expresiones de felicidad de los esposos, Miho se alegró de haber podido transmitirles esta información. Cambió la atmósfera sombría por una burbujeante.
—Miho, ven aquí. Quiero abrazarte —dijo Zhen-Zhen con una sonrisa tierna en sus labios.
Miho, que estaba en su adorable forma de cachorro dorado-marrón, saltó al regazo de Zhen-Zhen. Ella abrazó a Miho y le agradeció una y otra vez por salvar y proteger a sus bebés.