—Divórciate de ella... esa es mi segunda condición.
—... —dijo Tristán.
—¿Qué demonios?
Tristán no podía creer lo que acababa de escuchar de Clifford.
—¡¿Divorciarme de mi esposa?! ¡No estoy loco para hacer eso!
Clifford se burló de Tristán al ver su expresión.
—Pensé que estabas dispuesto a hacer cualquier cosa solo para proteger a tu esposa. ¿Era mentira? ¿No puedes hacer ni siquiera esto por ella? ¿Realmente quieres arruinar su vida? ¿Eres tan egoísta, Tristán? —Clifford lo atacó usando sus palabras.
Tristán lo miró fijamente con sus ojos penetrantes.
—Clifford Sy... ¿crees que me tragaré esa mierda? ¡¿Divorciarme de mi esposa?! Ja, sigue soñando.
—¡Déjame aclararte esto! No soy yo el que está siendo egoísta aquí. ¡Sino tú! No estoy arruinando su vida. ¡Tú sí! —le gritó Tristán.
—¡Pedirme que me divorcie de mi esposa es como pedirme que me suicide! ¿Por qué no mejor te mato a ti y te empujo aquí en la azotea?! —dijo Tristán enojado.