—Karen, si el señor Davis llega, dile que me vea en mi estudio. Lo esperaré allí —dijo Angélique a su gerente—. Debes entretener a su asistente. Quiero hablar con el CEO Davis a solas.
—Está bien, Missy. Se lo informaré —respondió Karen con prontitud. A su gerente le gustaba llamarla Missy, no por su primer nombre.
Luego se dirigió a su asistente.
—Sandra, acompaña al CEO Davis a mi estudio.
—Sí, señora. Así será.
Después de obtener la respuesta de su asistente, Angélique se dirigió a su estudio.
No se decía que Angélique fuera una supermodelo renombrada por nada. Poseía las cualidades de ser una supermodelo. Era bella y alta, de 5 pies y 9 pulgadas de estatura.
Su figura realmente resaltaba y podía encantar a cualquier hombre. Tenía unos pechos grandes y hermosos, una cintura delgada, piernas largas sin defectos y un cuerpo esbelto.
En resumen, era muy carismática como para atraer a todos los hombres. Además de su encanto, tenía mucha confianza en sí misma.